Lo esencial no es imaginar que los niños aprenden lo que es bueno o malo, que aprendan esto o aquello, sino saber que todo lo que se haga en su presencia se transformará en su espíritu, alma y cuerpo. La salud de los niños, para el resto de sus vidas, depende de cómo nos conducimos en su presencia.
Los niños son órganos sensoriales integrales y reaccionan a todas las impresiones que les rodean.
En una ocasión un niño de cuatro años dijo a su padre, quien miraba su teléfono celular para ver quién le había enviado un mensaje: "¡Apaga tu teléfono papá". El objetivo era claro, "te estoy hablando".
Un niño pequeño puede percibir inmediatamente si alguien "está en casa". Los niños perciben la atención consciente, generosa y completamente presente de los adultos que les rodean, se sienten afirmados en su activa devoción a la vida y se sienten apoyados para entrar con mayor firmeza en su propio ser.
La razón por la cual nuestra atención es el factor más crítico de la vida de un niño pequeño es que la forma en que un niño pequeño aprende todo en las primeros siete años de vida, es a través de la imitación. Podemos reconocer esto de forma relativamente sencilla en la forma en que los niños aprenden a hablar y caminar, pero la imitación en el niño pequeño es mucho más profunda de lo que podemos observar a simple vista. Rudolf Steiner caracteriza al niño pequeño como un órgano sensorial integral, de tal forma que los niños pequeños integran en sí mismos todo lo que les rodea, en especial, todo lo relacionado con los seres humanos con quienes tienen contacto diario.
La calidad de la atención de las personas con quienes un niño interactúa regularmente tiene sin duda una influencia en el niño, especialmente antes de los 7 años de edad, cuando su capacidad de imitación es más fuerte. La pregunta que este pensamiento nos ofrece naturalmente es, en qué medida el incremento en TDA y TDAH en nuestros niños hoy se debe a su propia situación constitucional y cuánto es resultado o se hace más grave por la calidad de la atención que ofrecen los adultos que les rodean.
Michaela Glockler, médico y ex secretaria general de la Sección Médica del Goetheanum en Dornach, Suiza, ofreció una conferencia en Seattle en junio de 2017. En ella habló acerca de la relación entre las experiencias fundamentales en los primos tres años de la vida de un niño y los tres principales retos de salud y educación en los niños mayores y los adolescentes. La Dra. Glockler estableció una correlación entre los problemas de atención deficiente con una atención concentrada o enfocada en el primer año de vida; los problemas de depresión y agresión con la falta de una atmósfera de paz para la escucha en el segundo año de vida; los problemas de adicciones y dependencias con una falta de sentido de aceptación, o de tener un espacio interno en el cual sentirse en casa durante el tercer año de vida.
Estos pensamientos, sin duda, subrayan la importancia de los fundamentos de los primeros años. La calidad de nuestra atención y su efecto en nuestros niños es un aspecto que requiere de nuestra reflexión y dedicación diaria. La conexión genuina que establezcamos hoy jugará un papel importante en el desarrollo de su individualidad y la relación que establezca con los demás en la edad adulta.
*Fuente: ¡Atención, a la Atención! Una creciente necesidad para los educadores y los padres en la era digital. Holly Koteen-Soulé. Página 4.
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